CHILE


Desde el sur del sur viramos al Oeste.  Así, divisamos la delgada franja que bordea nuestro continente y que está dividida de éste, en su costado Este, por la magnánima cordillera andina que define el territorio suramericano conocido como Chile.

En Chile, la historia antropológica comienza con Ricardo Latcham, distinguido antropólogo y arqueólogo, quien por primera vez -en 1936- dictó un curso de Prehistoria en la Facultad de Filosofía y Educación. Después de esto, pasaron muchos años y, ya en la década del 50, aparecen varias expresiones de la presencia de las disciplinas antropológicas en la Universidad de Chile. Éstas se tradujeron en investigaciones del Museo de Historia Natural, del Museo Arqueológico de La Serena, en las actividades arqueológicas del padre jesuita Gustavo Le Paige en San Pedro de Atacama (desde 1954) y de otros investigadores nacionales y extranjeros que juntos, organizaron el Centro de Estudios Antropológicos en 1954.

A comienzos de la década del 60, con el apoyo de la sección de Historia, se inauguro una especialidad de Arqueología ("cursos de arqueología"), con el fin de ofrecer a los egresados de Historia, un mediano bagaje de conocimientos que lo pusieran en condiciones de participar en eventuales expediciones arqueológicas o en el ordenamiento de nuevos museos locales. Para este fin, se consultaban conocimientos básicos de Arqueología y Prehistoria chilena y americana.

De esta manera, antes de iniciarse el proceso de Reforma en la Universidad de Chile, existían en ésta y también en otras universidades, diferentes organizaciones tanto de investigadores como profesores dedicados a la Antropología y la Arqueología.
Así como en Santiago de Chile la presencia de la Antropología norteamericana ayudaba a la formación de un Centro de Estudios antropológicos, en Concepción se creaba a comienzos de la década del 60 el "centro de Antropología", bajo el auspicio de la Unesco y con la participación de las investigadoras francesas Simone Gamelon y Annette Emperaire y de la chilena Zulema Seguel.

A su vez, en el Departamento de Historia de la Universidad de Chile, el "curso de Arqueología" que se formó en 1962, estaba bajo la influencia de diferentes escuelas como la norteamericana, española y austriaca.

En 1961 y en 1963, se organizaron las dos primeras reuniones de arqueólogos nacionales y le cupo un papel importante en la organización de estos eventos científicos a la Universidad de Chile, como obviamente a las entidades regionales, tales como el Museo Regional de Arica y la Universidad del Norte de Antofagasta. Esta participación era el resultado de la activa actuación de los investigadores del Centro de Estudios Antropológicos, del Centro de Antropología y del Departamento de Historia.

Los Años de la Reforma Universitaria
El 2 de octubre de 1967, se abrió paso a un profundo proceso de cambios estructurales de carácter académico que deberían cumplirse antes del 30 de marzo de 1968, al aprobarse en la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, las principales propuestas ante la cesación del Consejo Superior de la Facultad.  A partir de entonces, el concepto de Departamento adquirió un valor superior; las antiguas secciones docentes, más los centros e institutos, se integrarían en éste y, por lo tanto, la docencia, la investigación y la extensión se realizarían bajo el alero departamental.

 La incorporación de la sección de Arqueología al Departamento de Historia, la adscripción del Instituto de Investigaciones Folclóricas a este mismo Departamento y la presencia de la docencia de arqueología desde 1962, permitió que se constituyese un importante grupo de académicos que, en Consejo Superior de esa Facultad, acordó crear una nueva Licenciatura en Filosofía con mención en Prehistoria y Arqueología.

En 1970, el Consejo Superior de la Universidad de Chile, aprobó la creación del Departamento de Ciencias Antropológicas y Arqueológicas y, también, la licenciatura de Antropología. El primer semestre de esta nueva licenciatura se inició en agosto de 1971 con 25 alumnos, que debían cumplir con los requisitos de la Prueba de Aptitud Académica.

Así, el nuevo Departamento, cuyo proyecto de creación fue organizado en el Departamento de Historia, reuniría en su seno todos los cursos de antropología que se dictaban en diferentes departamentos, una parte del Centro de Estudios Antropológicos (antropología social y física), la licenciatura de Prehistoria y Arqueología, el Centro de Estudios Araucanos y el Instituto de Investigaciones Folclóricas.

El joven Departamento de Ciencias Antropológicas y Arqueológicas, discutía con interés los planes de estudio recién aprobados y los comparaba con los de la licenciatura de Prehistoria y Arqueología. Pero el documento también reflejaba las discusiones teóricas que se producían entre profesores, investigadores y estudiantes.

Tras el fondo de la controversia ideológica y política nacional, que se expresaba en especial en las juventudes políticas universitarias, se producía un análisis critico conceptual y epistemológico. Esta discusiones condujeron a otro nivel de disputas de ideas: el papel que deben cumplir las disciplinas antropológicas en la construcción de una sociedad. Es decir, pasando por el tamiz de influencias ideológicas en el quehacer de los investigadores, se planteaban posiciones entre antropologías marxistas y críticas y antropologías pluralistas.

Buena parte de la población universitaria, por esos años, abogaban -unos más dogmáticamente que otros- por orientar el poder universitario al servicio del modelo revolucionario marxista; la otra, inclinaba su norte a una despolitización.  No obstante, lo que se intentó y en buena parte se logró, fue hacer más libre, más autónoma a la universidad y también -sin que hubiese contradicción- realizar esfuerzos serios para vincularla más con la sociedad nacional, modificando incluso algunas de sus estructuras económicas, culturales y políticas. Muchos universitarios, se esforzaron por hacer docencia e investigación de alto nivel y de cumplir con demandas de extensión que vinculaban la universidad con la nación.

El ambiente cultural, en especial de los años 1967, 1968 y 1969, permitió la consolidación de un tipo de pensamiento creador, crítico y pluralista, hizo posible cambios estructurales, creaciones académicas valiosas y permitió levantar un edificio institucional universitario que resistió parcialmente terremotos políticos posteriores a esos años. (1973-1989). 
           
Igualmente la intervención militar en las Universidades fue un freno en el desarrollo de las ciencias antropológicas y sociales. Los experimentos que se hicieron, entre los cuales estaban la unión de la Antropología, Arqueología y Sociología en un solo Departamento, provocaron retrocesos importantes. Más, la hipótesis de considerar el ambiente universitario de esos años como una "subcultura de la Reforma" permite ahora, explicar como en ese nuevo contexto cultural, politico y social universitario, se organizaron nuevas instituciones, se entrelazaron antiguas funciones académicas, que hicieron posible, a su vez, nuevas experiencias de docencia, de investigación y de extensión que se han extendido hasta el presente.

Mencionamos entonces, los sitios cibernéticos donde pueden verse las orientaciones de los pensum de Antropología de las Universidades Chilenas:
UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE.  (VALDIVIA)      http://www.uach.cl
UNIVERSIDAD DE CHILE.  (SANTIAGO DE CHILE)   http://www.uchile.cl

FUENTE:
ORELLANA, Mario. Historia de la Arqueología en Chile. 1996. Santiago. Bravo y Allende Editores.  (Texto seleccionado del Capítulo V, entre las páginas 167 y 177 del original).

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