Hace
varias semanas atrás, en realidad decimos ya que el año pasado, tuvimos
la oportunidad de visitar una comunidad de la etnia Piaroa (Houttöja),
ubicada entre Puerto Ayacucho y Los Pijiguaos en el estado Bolívar.
Esta pequeña comunidad de 399 habitantes, -de los cuales 150 son
estudiantes-, es conocida como “caño Pendare”, una comuna parlohablante
de la lengua Huottöja y, justamente, una de las tantas que
sufrieron una fuerte aculturación de tendencia imperialista por parte de
unos grupos de vándalos conocidos como “Nuevas Tribus”. Estos últimos
no sólo se hallaban interesados en alterar sus creencias, tradiciones y
costumbres autóctonas y ancestrales para reemplazarlas por una “cultura
civilizada”, más acorde a los nuevos tiempos, a la posmodernidad y al
“progreso”, (típico de comportamientos y actitudes imperiales que se
asumen superiores e imponen, por ende, las propias), sino que, además,
trajeron consigo un arsenal de equipos tecnológicos –GPS´s,
estaciones de control, computadoras, etc.-, para poder explotar todo
tipo de recursos naturales, más que todo minerales, y completar así la
misión saqueadora y “evangelizadora” que vinieron a cumplir en nombre de
“Dios” estos "catequistas", tal y como hace un par de siglos atrás
hicieron los españoles.
Pero gracias a “Dios” que la reacción en contra de esta gente fue oportuna y radical; el mismísimo Hugo Chávez los mandó a salir corriendo de regreso a sus Estados Unidos. No obstante, en la comunidad de Pendare -y en las vecinas-, aún se pueden sentir los estragos que ocasionaron estas “verdaderas” Tribus en la vida comunitaria: vergüenza étnica; pérdida parcial del lenguaje originario, de la literatura oral; de los cultos y rituales; de las tradiciones alimentarias y de la naturalidad, son algunos de los trastornos que se perciben en la cotidianidad, comentados, precisamente, por los "criollos": venezolanos de cultura “occidental” que se han dado a la tarea de recuperar la dignidad Piaroa o Huottöja, como ellos prefieren ser llamados, -(Los Piaroa se autodenominan Huottöja por considerar la voz “Piaroa” un término despectivo)-, a través de un programa de "municipalización" de la Educación Superior que la Universidad Bolivariana de Venezuela lleva a cabo y que, se imparte tanto en caño Pendare, -que funge como sede universitaria-, como en el resto de las comunidades aledañas: caño Lombriz, caño Bejuco, salto Maraca, y las ubicadas en el Bajo y Alto Caura, en Puerto Ayacucho y en el Caicara del Orinoco.
Pero gracias a “Dios” que la reacción en contra de esta gente fue oportuna y radical; el mismísimo Hugo Chávez los mandó a salir corriendo de regreso a sus Estados Unidos. No obstante, en la comunidad de Pendare -y en las vecinas-, aún se pueden sentir los estragos que ocasionaron estas “verdaderas” Tribus en la vida comunitaria: vergüenza étnica; pérdida parcial del lenguaje originario, de la literatura oral; de los cultos y rituales; de las tradiciones alimentarias y de la naturalidad, son algunos de los trastornos que se perciben en la cotidianidad, comentados, precisamente, por los "criollos": venezolanos de cultura “occidental” que se han dado a la tarea de recuperar la dignidad Piaroa o Huottöja, como ellos prefieren ser llamados, -(Los Piaroa se autodenominan Huottöja por considerar la voz “Piaroa” un término despectivo)-, a través de un programa de "municipalización" de la Educación Superior que la Universidad Bolivariana de Venezuela lleva a cabo y que, se imparte tanto en caño Pendare, -que funge como sede universitaria-, como en el resto de las comunidades aledañas: caño Lombriz, caño Bejuco, salto Maraca, y las ubicadas en el Bajo y Alto Caura, en Puerto Ayacucho y en el Caicara del Orinoco.
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Este
es el caso de los profesores Nilza Centeno y Rubén Darío León, que
llevan ya varios años conviviendo con esta realidad y haciendo posible
la no alteración cultural o la preservación de los dominios ancestrales
venezolanos, sin que ello signifique mantenerlos al margen de la actual
situación política, económica y social de su propio país. Esto no es
sencillo. Requiere de mucha dedicación en cuanto a tiempo, a energía, a
actividad cerebral, manteniendo una óptima disposición frente a unas
condiciones que no lo son tanto, y con una capacidad de aguante que no
todo el mundo tiene ni está dispuesto a entregar.
Sin
embargo, estos profesores así lo han hecho, luchando contra las
vicisitudes de todos los días. Porque, como ellos mismos lo han dicho,
no sólo lo difícil es trabajar con la inminente transculturización, sino
también lo es, hacerlo con las distintas trabas que se le presentan y
muchas de ellas, desde las propias instituciones del Estado.
Rubén
Darío León, por su parte, trabaja en la Universidad Bolivariana de
Venezuela sede del estado Bolívar desde hace año y medio. Anteriormente
laboraba en la Dirección General de Asuntos Indígenas formando parte de
las investigaciones y publicaciones de textos de Educación Intercultural
Bilingüe impulsados por esa Dirección. Pero, aunque se desempeña
actualmente como docente, cumpliendo así su función dentro de algunas
unidades curriculares como la de Ciencia y Conocimiento; Cultura e
Identidad; e incorporándose a la brevedad a la de Historia y Geografía
en el Programa Nacional de Formación de Educadores (PNFE), su mayor
interés es la investigación cultural indígena y, mientras ejerce su
profesión, espera paciente conseguir los recursos que lo ayuden a llevar
a cabo unos proyectos comunitarios, solicitados por la propia comunidad
Huottöja y otras comunidades, sobre la producción de
materiales de apoyo pedagógico para la educación tanto, dentro de las
escuelas donde trabajan, como para la “Aldea Indígena Universitaria de
la UBV” de caño Pendare. Asimismo para los Mapoyo ubicados más abajo, en
el Palomo; para el pueblo Pemón y para el Pueblo Kariña en lo que se
refiere a la reconstrucción histórica de su cultura.
Su experiencia lo hacen llegar a la comunidad de caño Pendare para impartir allí su conocimiento y para recibir allí también el conocimiento indígena que no es menos enriquecedor. Es que la comunidad de caño Pendare, es la primera Aldea Universitaria fundada netamente por indígenas, compuesta por los pueblos Yekuana y Huottöja, y conformada por 3 Programas de Formación, o tres carreras, como lo es, el Programa Nacional de Formación de Educadores (PNFE), el Programa de Gestión Social para el Desarrollo Local, y el Programa de Gestión Salud Pública, de las siete que se ofrecen en la UBV. Rubén Darío León expresa lo siguiente en relación al tema:
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“Nosotros
tenemos el interés como profesores y como estudiantes que convivimos
aquí una vez al mes o cada 20 días, de que se conociera un poco los
proyectos que lleva el pueblo Houttöja, que lleva el pueblo Yekuana,
porque ellos se sienten orgullos de pertenecer una aldea, y que haya
sido la propia Universidad Bolivariana la que le haya abierto las
puertas; que sea en su propia comunidad, aquí en caño Pendare -que está
ubicada en Ciudad Bolívar, con la carretera dañada que tenemos, nos
echamos como unas 12 horas, hasta el puente Parguasa y subimos como unas
3 horas en lancha u hora y media en camión. Está
ubicada cerca de donde tenían su centro de operaciones las “Nuevas
Tribus”; y creemos que la Universidad Bolivariana debe cumplir una
función indispensable y está obligada a hacerlo con la misión y visión
que tiene esta Universidad de llenar ese vacío y ese daño que dejó las
“Nuevas Tribus”…
Ésta es una comunidad muy bonita. Creo que no tuvieron el tiempo necesario para destruirla completa estos señores norteamericanos; porque por lo menos la arquitectura se conserva bastante; su idioma, a pesar del impacto que ha recibido, el cambio de algunas letras, como por ejemplo en vez del uso de la "H” se impuso el de la “W”, siguen manteniendo su identidad, manteniendo y hablando su idioma… Pero, en otras cosas, como en su religión, su curación a través de esos conocimientos ancestrales, su danza, su alimentación, y muchas cosas, partes frágiles de su cultura si fueron afectadas, y alguno de ellos están hasta ocultos, por ejemplo, el chamanismo (...). Las “Nuevas Tribus” obligaron a que ellos se alejaran de estas creencias y de estas prácticas. Sin embargo, la Universidad Bolivariana, ha estado ayudándolos a que realicen danzas, cantos, que son propios de ellos y que han utilizaron durante mucho tiempo, durante miles de años…
Ahora, creemos que la Universidad Bolivariana puede luchar contra los vicios dejados por la “evangelización gringa”, pero para ello se necesita un buen apoyo institucional. Desde un comienzo la Universidad empezó apoyando muy bien, pero últimamente han sido muchos, muchos los obstáculos para cumplir con nuestra misión. A veces no podemos ni llegar, a veces hay que suspender los viajes porque no tenemos transporte, no tenemos apoyo logístico de ningún otro tipo. Otras veces se cambian las fechas sin tomar en cuenta el horario que se tiene programado para las clases y por consiguiente las actividades extracurriculares de los docentes..
Eso ha perjudicado bastante. Muchos estudiantes se han desanimado, otros se han retirado… Yo, como profesor, personalmente a veces creo que nosotros no tenemos mucho interés por el área indígena; son como cosas de segunda, personas de segunda, el trato me parece en ciertas ocasiones… un tanto denigrante…
Ésta es una comunidad muy bonita. Creo que no tuvieron el tiempo necesario para destruirla completa estos señores norteamericanos; porque por lo menos la arquitectura se conserva bastante; su idioma, a pesar del impacto que ha recibido, el cambio de algunas letras, como por ejemplo en vez del uso de la "H” se impuso el de la “W”, siguen manteniendo su identidad, manteniendo y hablando su idioma… Pero, en otras cosas, como en su religión, su curación a través de esos conocimientos ancestrales, su danza, su alimentación, y muchas cosas, partes frágiles de su cultura si fueron afectadas, y alguno de ellos están hasta ocultos, por ejemplo, el chamanismo (...). Las “Nuevas Tribus” obligaron a que ellos se alejaran de estas creencias y de estas prácticas. Sin embargo, la Universidad Bolivariana, ha estado ayudándolos a que realicen danzas, cantos, que son propios de ellos y que han utilizaron durante mucho tiempo, durante miles de años…
Ahora, creemos que la Universidad Bolivariana puede luchar contra los vicios dejados por la “evangelización gringa”, pero para ello se necesita un buen apoyo institucional. Desde un comienzo la Universidad empezó apoyando muy bien, pero últimamente han sido muchos, muchos los obstáculos para cumplir con nuestra misión. A veces no podemos ni llegar, a veces hay que suspender los viajes porque no tenemos transporte, no tenemos apoyo logístico de ningún otro tipo. Otras veces se cambian las fechas sin tomar en cuenta el horario que se tiene programado para las clases y por consiguiente las actividades extracurriculares de los docentes..
Eso ha perjudicado bastante. Muchos estudiantes se han desanimado, otros se han retirado… Yo, como profesor, personalmente a veces creo que nosotros no tenemos mucho interés por el área indígena; son como cosas de segunda, personas de segunda, el trato me parece en ciertas ocasiones… un tanto denigrante…
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Yo
espero que las autoridades de la Universidad se centren un poco en
darle mayor atención a esta gente. Ellos están esperando, ellos creen
mucho en la revolución, en nuestros líderes, sobre todo en el presidente
Chávez. Pero hay otros funcionarios, otros directivos, en término
medio, que parece que dañaran todo, que obstruyeran muchas cosas (...).
Ahora no; ahora no hay dinero, ni siquiera para darles un tambor de combustible. No hay dinero casi ni para la comida; no hay dinero para cubrirle los viáticos a los profesores; no hay dinero para los buses. El bus que la Universidad le asigna a los profesores, a veces se queda varado en el camino, entonces llegamos tarde, los estudiantes tienen que irse porque creen que no hay clases…”
Ahora no; ahora no hay dinero, ni siquiera para darles un tambor de combustible. No hay dinero casi ni para la comida; no hay dinero para cubrirle los viáticos a los profesores; no hay dinero para los buses. El bus que la Universidad le asigna a los profesores, a veces se queda varado en el camino, entonces llegamos tarde, los estudiantes tienen que irse porque creen que no hay clases…”
El
próximo año, si Dios quiere, tendremos la graduación de los licenciados
en Educación que están aquí, unos 35 estudiantes, ojalá y Dios quiera
sea así. Y sería un gran triunfo para ellos porque ellos son los que van
a seguir adelante. Ésta es la gran idea. (…) Los muchachos deben estudiar en
las Aldeas, dentro de sus propios espacios. Lo lamentable es que no se
han abierto otras cohortes, es decir, se abrió una y ahí se quedó…
¿estamos esperando que termine esta para que ingresen otros? Me parece
que no debe ser. Pero además, los estudiantes Yekuana quieren también
que se les abran sus Aldeas allá en la zona del Caura. Y están en todo
su derecho, porque la Universidad tiene que ir a sus espacios como es la
nueva política del Estado y la gran disposición que tiene el Presidente
para esto. La Municipalización debe cumplirse en las zonas
indígenas..."
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Por otro lado, desde hace cuatro largos años se encuentra bregando Nilza Centeno dentro de esta comunidad. Su vocación y entrega lograron una profunda compenetración con los habitantes de toda la zona del sector “Parguasa” –con las etnias Huottöja y Yekuana principalmente que, en general, son de carácter muy introvertido-, siendo en estos momentos la profesora más admirada, respetada y reconocida por todos como la persona que los representa ante los “criollos”, -como somos llamados nosotros los “occidentales”-; y a la vez, a la que le tienen más confianza. Y es que Nilza Centeno se mueve a través de los caminos de la honestidad, la voluntad, la integridad; de la lealtad y del amor infinito; pues, para hacer lo que ella hace, es preciso que estas cualidades vivan indivisibles en el espíritu de un ser humano.
Profesora activa de la Universidad Bolivariana del estado Bolívar, Nilza Centeno participa -desde su origen, en el 2004-, en la planificación para la creación de las “Aldeas Indígenas Universitarias”, acorde a las expectativas y objetivos que comprende y reúne la institución oficial UBV, respondiendo, obviamente, a una política de Estado. Fue ella la que, por primera vez, pisa las tierras Houttöja y propone a Caño Pendare como la Comunidad “Piloto” para la gestación de dicho proyecto.
Un
gran esfuerzo mancomunado logra hacer realidad la proyección trazada, y
ven surgir ante sus ojos una Universidad “dentro” de una comunidad
indígena, a disposición de sus habitantes, preparada y determinada a, no
sólo “educar”, sino también “preservar”, es decir, enseñar por sobre la
contemporaneidad a conservar lo autóctono.
Cuando la profesora Nilza se encuentra con la comunidad de caño Pendare, hace ya cuatro años, halla en este pueblo la combinación entre la razón de sus luchas y la realización de su vocación. Emprende así una labor titánica que fortalece y reavive el alma de estas etnias Venezolanas. Pero a partir del 2008, la realidad universitaria indígena se ha visto en una situación coyuntural; y es éste, además de el de informar sobre caño Pendare y los lineamientos educativos, un poco el motivo de la elaboración de este artículo.
Nilza Centeno en sus propias palabras nos cuenta:
“…La situación es que en esta aldea, específicamente en la comunidad de caño Pendare, confluyen alrededor de 19 comunidades, y confluyen porque son los mismos estudiantes de otras comunidades que hacen vida en la Aldea Universitaria; entonces, no estamos hablando solamente de caño Pendare, sino que estamos hablamos de 19 comunidades que forman parte del sector Parguasa. Es importante considerar que, la perspectiva que nos planteamos inicialmente desde estos programas de formación, responde a una política de Estado, porque es el principio de “municipalización” de la educación superior, es decir, no que el indígena vaya a la ciudad –a los centros urbanos- a hacer programa de formación dentro de las universidades tradicionales, o a vivir un proceso si se quiere de frustración, de vergüenza étnica y transculturización, sino que sea en el seno de las propias comunidades, con sus propias familias donde se pueda desarrollar este programa (…). Muchas veces también, el indígena no regresa a sus comunidades cuando se va a la ciudad, por lo que dejan éstas, de recibir el aporte que pudieran dar esos profesionales y, además de eso, se genera dentro de la comunidad, ese movimiento de transculturización que en realidad es muy nocivo para la cultura de los indígenas y para el desarrollo endógeno de las comunidades".
Cuando la profesora Nilza se encuentra con la comunidad de caño Pendare, hace ya cuatro años, halla en este pueblo la combinación entre la razón de sus luchas y la realización de su vocación. Emprende así una labor titánica que fortalece y reavive el alma de estas etnias Venezolanas. Pero a partir del 2008, la realidad universitaria indígena se ha visto en una situación coyuntural; y es éste, además de el de informar sobre caño Pendare y los lineamientos educativos, un poco el motivo de la elaboración de este artículo.
Nilza Centeno en sus propias palabras nos cuenta:
“…La situación es que en esta aldea, específicamente en la comunidad de caño Pendare, confluyen alrededor de 19 comunidades, y confluyen porque son los mismos estudiantes de otras comunidades que hacen vida en la Aldea Universitaria; entonces, no estamos hablando solamente de caño Pendare, sino que estamos hablamos de 19 comunidades que forman parte del sector Parguasa. Es importante considerar que, la perspectiva que nos planteamos inicialmente desde estos programas de formación, responde a una política de Estado, porque es el principio de “municipalización” de la educación superior, es decir, no que el indígena vaya a la ciudad –a los centros urbanos- a hacer programa de formación dentro de las universidades tradicionales, o a vivir un proceso si se quiere de frustración, de vergüenza étnica y transculturización, sino que sea en el seno de las propias comunidades, con sus propias familias donde se pueda desarrollar este programa (…). Muchas veces también, el indígena no regresa a sus comunidades cuando se va a la ciudad, por lo que dejan éstas, de recibir el aporte que pudieran dar esos profesionales y, además de eso, se genera dentro de la comunidad, ese movimiento de transculturización que en realidad es muy nocivo para la cultura de los indígenas y para el desarrollo endógeno de las comunidades".
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"En
lo que respecta a las perspectivas que hay, desde 2004 hasta este
momento en que hemos llegado el 2008, podemos hablar de que la aldea se
ha movido significativamente en lo que es el proceso pedagógico. Nos
planteamos que la educación debe ser intercultural. La Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela plantea, que el Estado asumirá, en
el artículo 121, de acuerdo a la visión, cosmovisión de los pueblos
indígenas, un programa de formación que realmente los refleje a ellos.
Nosotros pensamos que esa discusión todavía tiene muchísimas sesiones
que agotar. Porque realmente la educación intercultural no es el
encuentro entre dos culturas sino es, el respeto de una cultura hacia
otra y cómo esa cultura puede aportar al país, al país nacional, a los
“criollos”, a la cultura “criolla”, realmente elementos que nos permitan
a nosotros ver de otra manera nuestra práctica educativa. Esto es y
esto supone entonces, que los pueblos indígenas hagan propuestas en
cuanto a la educación que se recibe, no sólo en los senos de las
comunidades indígenas sino también en todo el país. Esto es una
propuesta que a partir del curriculum de educación bolivariana se generó
y que debería fortalecerse en ese sentido. En el programa de educación
lo estamos planteando, pero aún falta muchísimo por transitar en ese
camino. Porque la educación intercultural es eso, es establecer el
diálogo entre las culturas, pero que nos nutramos también de lo que los
indígenas tienen que decir, y sobre todo en el proceso de construcción
del socialismo. Es decir, nadie mejor que ellos pueden hablar del
socialismo. Lo que tenemos que hacer entonces es, abrir el compás para
dar esas discusiones, sin estar en una posición directiva de que el
indígena sólo debe recibir donaciones, y no, nosotros no estamos en
condiciones de recibir de ellos aportes de su cosmovisión y de su
sabiduría ancestral...”
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La
aldea de caño Pendare es un pequeño pueblo en el que todos trabajan por
el bien común. Aunque cada familia tiene su conuco, usado para
distintos fines productivos, la trama social que se urde funciona
articuladamente de manera flexible, vinculando las necesidades y los
problemas comunales con sus propias soluciones, y tratando –en un
intento conjunto-, de mantener o aumentar la calidad de vida de cada uno
de los habitantes, sin que el egoísmo o la codicia se encarguen de
descomponer lo único que los hace mantenerse unidos: el respeto, el amor
y la solidaridad por encima de todo. Sin duda es una práctica
socialista que muchos “criollos” tenemos que cultivar, aprehendiendo la
extraordinaria organización interna que sostienen, así como ese sentido
de arraigo hacia su tierra, su comunidad y su municipio.
Es así que, la Universidad Bolivariana dio el primer paso para trasladar sus saberes fuera del recinto citadino, para reubicarlos y amoldarlos a las distintas comunidades de Venezuela que, por su localización, se han visto desprovistas del derecho a la educación, o por lo menos a una educación digna. Por eso continúa la Profesora Nilza:
“Es importante considerar que, cuando hablamos de municipalización, estamos hablando de una modalidad en la educación en la cual la universidad está extramuros, es decir, sale de los muros de la universidad y llega a las comunidades. Cuando hablamos de municipalización es precisamente porque está municipalizada; entonces, este plan piloto que se originó en 2004, tiene una relevancia no sólo porque el trabajo se está haciendo desde el diálogo de los saberes, sino, desde la posibilidad de que se valore todo lo que significa “municipalizar” la universidad en los distintos estados de este país.
Si
municipalizamos en Caracas, hay una distancia enorme entre lo que es la
municipalización en el estado Bolívar porque es el estado más grande
del país. Entonces nosotros estamos hablando de recorrer 614 kilómetros
desde Ciudad Bolívar, para llegar a esta comunidad y de acuerdo a la
situación geográfica y climáticas que hay en las comunidades, muchas
veces hemos tenido que pasar o acceder a la comunidad a través de los
ríos, con embarcaciones propias de los indígenas, y en otras
oportunidades pues, nos hemos tenido que quedar y suspender las
actividades porque sencillamente, el camino es intransitable y el bus
dispuesto para eso no puede entrar por la carretera vehicular. El
trabajo de municipalización supone entonces, esos 614 kilómetros de
traslado que hacemos los profesores para llegar a estas comunidades (…)
sorteando cualquier cantidad de obstáculos; (…) porque tenemos un bus
que nos deja en un eje carretero y luego en un camión 350 todos los
profesores abordan hora y media de camino hasta llegar a la aldea. Dependiendo de las condiciones atmosféricas, se toma una embarcación en el puente Parguasa que está a 3 horas de la comunidad (…).
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Pero, eso no sería lo más significativo si contáramos, entonces, con un respaldo institucional, con el respaldo de instituciones pública y privadas. De alguna manera, y hay que mencionarlo, la empresa Bauxilum ha cumplido en un porcentaje con ese apoyo, pero no es suficiente, porque en la medida que crece la universidad en la comunidad, crecen las expectativas tanto como el número de alumnos, porque están viendo que existe una universidad en su comunidad y porque tienen que irse a la ciudad si existe. Entonces la idea es, hacer un llamado de reflexión de las instituciones para que se aboquen a este trabajo (…). Es un llamado a las instituciones públicas y privadas que están obligadas, las empresas, en este caso del estado Bolívar. Las empresas básicas, están obligadas a apoyar este tipo de trabajo. Un apoyo en el sentido logístico para nosotros poder permanecer acá, para poder estar durante los 5 o 6 días que permanecemos en el trabajo pedagógico; los traslados; la alimentación, muchas veces los hospedajes cuando nos tenemos que quedar cuando algún bus se accidenta, necesitamos toda esa serie de cosas. Y, por supuesto la Universidad como universidad, puede sostener económicamente este trabajo. Entonces cuando se plantea la ayuda sinérgica entre las instituciones es, precisamente orientado a que el funcionamiento se dé, desde las distintas ayudas que puedan dar cada una de ellas.
Entonces este trabajo, es un trabajo que requiere, no sólo de la voluntad política que el presiente Chávez ha expresado, que de por sí solo ya es el camino o la brecha que se abrió en este proceso que vivimos los venezolanos y que un proceso que está abierto para América Latina, sino que también supone de un elemento importantísimo que no lo podemos garantizar pero que si lo podemos incentivar, incluso estimular, formar, ¿no?, que es la sensibilidad humana. Los profesores que vienen a esta comunidad no sólo están haciendo una labor de patria, sino que están transformándose subjetivamente, porque uno deja de ser lo que uno fue en algún momento, desde que entra en contacto con estas comunidades. Con la perspectiva de que no vienes a dar, sino que vienes a aprender de un sistema ancestral que incluso te obliga a repensarte como ser humano, a repensar tu profesión (…).
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Entonces,
cómo no apoyar este tipo de trabajo que se está haciendo (…) Un trabajo
abocado a fortalecer, a acompañar ese proceso de fortalecimiento y de
rescate de aquella memoria que ancestralmente practicaba la comunidad.
Entonces es rescatar. Y que esos niños que están naciendo puedan tener
la oportunidad de conocer de dónde viene su pueblo. Ese es uno de los
trabajos más significativos (…). Yo me atrevería a decir que esta aldea,
es la única que existe dentro de los senos comunitarios. Existen en
América Latina –de acuerdo a los estudios que se han podido hacer-,
propuestas de formación universitaria para los indígenas, (…) pero, sin
la posibilidad real de que se les garantice la entrada a todos (…). La
Universidad Bolivariana se plantea que todos pueden estar, desde su
visión y misión...”
La
educación superior no significa entonces deslastrarse de lo viejo para
aprender lo nuevo, sino por el contrario, retomar los viejos saberes
para renovarlos, reinventarlos y adaptarlos a las exigencias de la
“posmodernidad”, para, de esta forma, mejorar la calidad de vida comunal
e incentivar el perfeccionamiento del trabajo endógeno, pues, como dice
la profesora, el “desarrollo” endógeno no implica sólo el “desarrollo”
económico, sino también el de la cultura, y por ende el de la educación.
“…no
es sólo un desarrollo abocado hacia la producción, y el uso y el
consumo; es también hacia el desarrollo endógeno de la educación".
“Aquí en nuestro país [continua Nilza], tenemos una constitución hermosísima que supone un proyecto de país. Ese proyecto de país está expresado en artículos constitucionales, y esos artículos no serán posible, no se harán vida, si nosotros no generamos transformaciones. De manera que estos son procesos dialécticos, que, en la misma realidad que se vive está el germen de las contradicciones entonces, y tenemos contradicciones profundas en estos momentos. Las Aldeas universitarias no pueden cerrarse, no deben cerrarse (…).
“Aquí en nuestro país [continua Nilza], tenemos una constitución hermosísima que supone un proyecto de país. Ese proyecto de país está expresado en artículos constitucionales, y esos artículos no serán posible, no se harán vida, si nosotros no generamos transformaciones. De manera que estos son procesos dialécticos, que, en la misma realidad que se vive está el germen de las contradicciones entonces, y tenemos contradicciones profundas en estos momentos. Las Aldeas universitarias no pueden cerrarse, no deben cerrarse (…).
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En
la actualidad el proyecto se ha visto un poco trastocado, trastocado
por… digamos los criterios. Digamos que nosotros estamos en un proceso
de construcción de socialismo; nosotros todavía tenemos muchísimas cosas
del capitalismo que vencer, y me refiero en este sentido, a la forma
cómo las instituciones, de manera burocrática asume los proyectos
sociales, es decir, no puede ser que la garantía de la educación al ser
humano tenga que pasar por procesos de un mes o dos para poder aprobar
presupuesto… esas cosas debemos transformarlas; y la visión un poco
distante dentro de lo que la misma universidad plantea, dentro de las
mismas personas que hacen vida en la universidad, que no comprenden o
que de alguna manera, en esa no-compresión obstaculizan este proceso.
Entonces los conflictos que hemos tenido últimamente van abocados hacia
las excusas de que de pronto la Aldea no se puede sostener y es
necesario pensar si se cierra o no. Estamos hablando entonces de que
cerraríamos una universidad, que tiene en espera una cantidad de
bachilleres que deben ingresar a la Aldea. Entonces, ésas son las cosas
que hay que plantearse en la discusión: se da el apoyo necesario, o
realmente estamos acabamos con una política de Estado. Tendríamos que ir
en contra de un política de Estado, del mismo presidente de la
República. Entonces, todo lo que sea educación es beneficio para el
país. Lo que se haga o se diseñe, las políticas educativas es un
beneficio para el país. Muchísimo más para los pueblos indígenas con los
que se tiene una deuda milenaria.
El
llamado es entonces a apoyar este tipo de trabajo (…). Y hay una
reflexión que nosotros debemos considerar en el caso de esta pretensión
de construir un socialismo; porque estamos en un proceso de pretender
hacerlo (…).Yo les recomendaría, más bien los exhortaría, haría un
llamado a la reflexión a las autoridades de la Universidad Bolivariana
de Venezuela, a que realmente…, dejemos de ser más teóricos, dejemos más
la soberbia intelectual, y entendamos que éste es un proceso que no lo
va a hacer un sector solamente, que no lo va a hacer el sector
privilegiado de los “saberes” tradicionales; que lo tiene que hacer el
pueblo a pulso con esos saberes tradicionales. Entonces la universidad
tiene un proyecto hermosísimo que se llama “Diálogo de saberes”; yo
recomiendo a las autoridades de esta universidad, que dialoguen más con
las realidades comunitarias. No sólo de las comunidades indígenas, sino
de las comunidades campesinas, rurales, urbanas; dialoguen más y tomen
decisiones. No desde una visión centralizada, sino desde una visón
contextualizada (…).
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Mi llamado a las autoridades en este caso, es que vuelquen la mirada hacia estos procesos de transformación. Hay una cantidad de voluntades expresadas en estos profesores, que siguen viniendo aun cuando hay problemas administrativos para el traslado; aun cuando las unidades de transporte (…) son unidades pésimas a juzgar por lo 614 kilómetros que tenemos que transitar. Osea, pongamos un poquito más de esfuerzo en disponer de un presupuesto que realmente garantice las condiciones mínimas para poder continuar con este trabajo… Eso sería lo que se pide en este caso a las autoridades”.Así hemos relatado esta pequeña gran historia. Pequeña por lo poco que se conoce o se le presta atención, y grande a la vez al considerar el esfuerzo y la dedicación que muchas personas le inyectan; al considerar el impacto que a nivel nacional genera y generaría llevar a cabo este proyecto; y al considerar por último que, en este caso, hablamos de las raíces de Venezuela y de la conservación de nuestras identidades, ante la inminente amenaza de la construcción de la “aldea global” y el “pensamiento único”.
Este es un hecho en el que se descubre que, un testimonio viviente de nuestros ancestros respira sobre la actualidad. Y que grita, pide, exige, clama, -como cualquier venezolano- que sea tomado en cuenta, pero que muy poco es escuchado. Porque el ritmo actual nos consume, nos devora, nos deja lejos del silencio y del encuentro con nosotros mismos; nuestra arrogancia impide muchas veces escuchar esas voces que han sido por siempre silenciadas… silenciadas de hace siglos por el sistema del capital que nos enterraron por dentro.
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Fotos: Luciana Mc Namara
Foto # 1: Comunidad caño Pendare
Foto # 2: Profesor Rubén Darío León
Foto # 3: Felipe Herrera, Alumno Yekuana del Bajo Caura
Foto # 4: Aula de clases PNFE
Foto # 5: Profesora Nilsa Centeno
Foto # 6: Profesora Nilsa Centeno
Foto # 7: Producción de Casabe en comunidad Caño Pendare
Foto # 8: Río Parguasa desde Bongó indígena
Foto # 9: Cacique o Jefe Huottöja
Foto # 10: Dionisia Garrido, esposa de jefe Huottöja
Foto # 11: Diosdado Añez, hijo de jefe Huottöja
Foto # 12: Río Parguasa desde caño Pendare
Foto # 13: José Daniel Díaz, Hijo del Chamán
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